Zulma se prepara su cortado instántaneo en el comedor de la empresa.
Se sienta en la mesita de la esquina y se da cuenta de que se le rompió una media.
¡Qué desastre!
Seguro fue con ese clavo que sobresale del escritorio de Irma...
Irma nunca le cayó bien a Zulma, pero más que nada por los rulos esos que se hace siempre con cepillo y secador, para disimular que se está quedando pelada.
Después de esa reflexión, Zulma sonrió.
Tenía esmalte rojo en la cartera.
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