septiembre 03, 2005

Para mis amigos judios

Lo saque de Clarin, lo pegue aca porque se actualizan y todo cambia...

es largo...


SOCIEDAD

Tuvo 15 novios judíos, escribió una “guía” para salir con ellos y la acusan de nazi







En Estados Unidos, Kristina Grish tuvo 15 novios judíos en 6 años y eso la decidió a escribir sus vivencias. Aunque la guía los deja muy bien parados, muchas mujeres judías de todo el mundo se enojaron mucho…





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Conal Urquhart.
conexiones@claringlobal.com.ar






A Kristina Grish le pusieron el mote de nazi y la calificaron por poco de prostituta. Su crimen: escribir una guía para mujeres no judías para poder entender a los hombres judíos. En sitios web y cartas de lectores en Israel y Estados Unidos, infinidad de mujeres judías se enfurecieron con Grish, una protestante estadounidense a quien acusan de embarrarles el terreno a la hora de encontrar un hombre judío y de intentar destruir el judaísmo.

A simple vista, “Boy Vey! La guía shiksa para salir con hombres judíos” poco tiene en común con el “Mein Kampf”, pero Grish tocó la inseguridad de algunos judíos que sienten que casarse fuera de la religión los llevará a su erosión gradual.

El título es un juego de palabras con la exclamación yiddish “Oy vey” y shiksa es una palabra yiddish que define a una mujer no judía. Grish dijo: “En realidad, fue mi mejor amiga, una mujer judía, la que me alentó a escribir el libro, porque estaba harta de responder a todas las preguntas que yo le hacía cuando empecé a salir con hombres judíos por primera vez. No los buscaba conscientemente; estoy segura de que era una consecuencia de vivir en Nueva York, trabajar en los medios, tener muchos amigos judíos”. A lo largo de seis años, Grish, de 29, salió con 15 hombres judíos y decidió que había amasado suficiente experiencia como para producir una guía destinada a todas aquellas mujeres en su misma situación.

Si bien las relaciones entre judíos y no judíos no son bien vistas por las autoridades religiosas, y un judío no puede casarse con un no judío dentro de Israel, hay infinidad de excepciones ejemplificadas en la Biblia. La bisabuela del Rey David, Ruth, era una moabita y una de las esposas de David, Betsabé, anteriormente estaba casada con Uriah el Hitita. Se cree que entre las muchas esposas de su hijo, el rey Salomón, hubo varias que no eran judías.

Casarse fuera de su religión es una causa de conflicto en muchas sociedades, pero es particularmente importante para los judíos, ya que sólo hay 13 millones en todo el mundo, principalmente en Israel y Estados Unidos. Una muestra de esto es que los sitios web de los diarios israelíes parecen ganar buen dinero con las publicidades de sitios online de “corazones solitarios” judíos.

El libro de Grish empieza relatando su experiencia de cuando salió con un hombre judío en Yom Kippur, el día del perdón de los judíos. Si bien es un día de ayuno, la pareja salió a comer. Más tarde, ese mismo día, tuvieron sexo, después de lo cual el hombre se echó a llorar: se sentía culpable por haber tenido relaciones sexuales, algo prohibido en Yom Kippur. “Escribí el libro con la intención, absolutamente honesta y respetuosa, de querer ayudar a las mujeres a entender mejor a los hombres con quienes están saliendo o conviviendo”, dijo.

En el libro, Grish describe a los judíos como hombres que se esmeran porque la mujer que está con ellos se ría y lo pase bien, enérgicos en la cama y proclives a analizar la relación. Como el judaísmo tiene una fuerte cultura matriarcal, dice, están entrenados desde chicos a satisfacer a las mujeres. Sin embargo, a pesar de cómo elogia a los hombres judíos, fue el blanco de ataques virulentos de parte de muchas mujeres de la comunidad. En una lectura del libro que se hizo en Nueva York, la acusaron de antisemita y la compararon con un nazi.

En Israel a muchos se le pusieron los pelos de punta con lo que escribe Grish y lo expresaron en infinidad de cartas de lectores enviadas a los diarios. La acusan de presuntuosa. Darlene Jospe, de Jerusalén, le advirtió a la escritora que no debería pensar tanto en sí misma y hacer alarde de haber atraído a tantos hombres judíos. “Las mujeres no judías no resultan atractivas; son, más bien, la fruta prohibida que siempre es más dulce. Kristina, como cualquier otra shiksa, es un aperitivo para algunos hombres que, probablemente, sigan regresando a su casa para cenar con sus esposas y sus novias judías”, escribió al diario israelí Ha’aretz.

Pamela Moteles, también de Jerusalén, ve el libro como parte de una “tendencia terrible” que la obligó a emigrar de Estados Unidos a Israel. Esta actitud “afectará a la comunidad judía estadounidense: la caza agresiva de hombres judíos por parte de mujeres no judías y la falta de interés en las mujeres judías manifestada por los hombres judíos”, escribió. Moteles acusa a la autora de alentar una situación en la que los chicos judíos sean criados por madres de diferentes religiones, y de ser hostil con las mujeres judías. Grish no niega que algunos comentarios la hacen sentir mal. “Obviamente, no soy una nazi, tampoco tengo sentimientos antisemitas. Es un absurdo suponer que odio a los hombres y las mujeres judías, dado que salí con muchos hombres judíos, siempre me preocupé mucho por sus familias y, además, tengo infinidad de amigos judíos”.

Algunas mujeres, sin embargo, salieron en defensa de Grish. Hanna Bineth dijo que el libro tenía buen humor y que la crítica “surge del residuo más profundo y oscuro de la diáspora judía, una actitud baja, prejuiciosa, racista y egocéntrica”. Yoram Peri, sociólogo de la Universidad de Tel Aviv, dijo que a muchos judíos el libro seguramente les resultaría entretenido, pero no es partidario de las generalizaciones. “Es posible que a las mujeres judías estadounidenses que llegan a Israel en busca de maridos el tema pueda resultarles espinoso”.


Traducción de Claudia Martínez.
© The Observer.

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