Bueh, explotó la bomba. Sofovich (mi jefe, para los perdidos) se enteró que hablé con el jefe de sector(?) y pedí el pase.
Sofovich definió a mi movida -con la suavidad que lo caracteriza- como una puñalada por la espalda.
Yo le aclaré que el primero en escuchar todo lo que tenía para decir fue él, y que su respuesta fue nula. Que no hay sorpresa.
Y ahí empezo a decirme que nooo que yo soy su core business que blah.
Y yo lo empecé a quotear con todas las barbaridades que me dijo a los largo de los últimos meses.
Y le dije "asi no se hace una barrera" (famosa frase de un relator de futbol israeli que dijo eso antes del tiro libre que dejó a Israel afuera de las eliminatorias de un mundial de no se que año).
Si querés tener un equipo de gente que vaya para adelante, tenes que sdaber manejarlo, estimularlo, y no ser un hijo de puta. Bueno, no con esas palabras. Pero la idea quedó clara.
El tipo dijo que va a presentar batalla porque no está dispuesto a que le cambien a mí por un pelotudo. Y que esa batalla puede ser sangrienta, y que en el medio puedo caer yo (esto ultimo fue textual).
Le iba a preguntar como en las películas "me estás amenazando?" pero temí que la respuesta fuese afirmativa.
La cosa es que pase o no pase de grupo, el momento cumbre fue este. Verle la cara, herido y lastimado, sabiendose decaído en los ultimos tiempos porque con la nueva estructura quedó parado al lado de pares que le pasan el trapo. Más inseguro que nunca le vengo a tirar por la cara su frase de "vos tenes que dedicarte menos a escribir libros y hacer programas de radio y más a cuestiones técnicas".
Y ahí quedó claro que -como digo siempre- TODO TIENE UN LIMITE.
Y ahora, que sea lo que Dios quiera. Yo ya estoy jugado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario