Uno trata de no decir mucho en voz alta porque no quiere influir en la futura profesión de su hijo, al menos no de manera tan evidente...
Pero entrar a un cine con tu hijo de dos años y medio a ver King Kong, completamente jugada a irte al primer amague de hablar fuerte... y que se duerma media hora y después vea TODO pero TODO... y lo disfrute... y salga diciendo: Qué loco ese mono, se ríe, corre y duerme (bue, su concepto de morir es débil aún) todo el día...
es como para que te entusiasmes con un cineasta
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