enero 18, 2012

Super Super

Estoy tratando de romper el récord de tiempo sin ir al super.
Suelo ir una vez al mes. A veces unos días antes, o después. Pero es más o menos siempre igual.
Ahora me dije: hasta que no quede nada, no voy.
Eso implica que mientras no se termine el café, en mi casa se comen cosas como albóndigas de arvejas con salsa blanca; empanadas de obleas de chocolate; sopa de harina y de postre, mermelada con galletitas de pescado.
Ya no tengo manteca, dulce de leche, ningún tipo de queso, azúcar de repuesto, hamburguesas, pizzas, suavizante, detergente, crema de leche, pañales, dentífrico en el trabajo, servilletas de papel, fiambre, huevos, nutella, galletitas.

Ven? no es tan grave. No me digan que no pueden vivir sin esas cosas a mano.

4 comentarios:

tornes dijo...

Una especie de purificación alacenística-heladeril.
La joda es que, cuantas más cosas compres, más tenés que acomodar, que es lo más fulero de ir al súper.

Zorro Viejo dijo...

igual es un juego con final infeliz porque si o si tenes que ir y reiniciar el proceso a cero. Como un adicto.

Me hizo acordar al episodio de seinfeld cuando kramer va en el auto manejando hasta el limite que le de el tanque de nafta(?)

Batista dijo...

Yo lo sospechaba(?) y acabo de confirmar que ya no tenés huevos.

Laura Palisa dijo...

Grave es que se acabe el papel higiénico!