El chino
(Celeste Carballo)
Ella lo mira con amor,
él la desnuda en la habitación,
le ve de a poco toda la piel,
y la acaricia por primera vez.
Y la locura de la ciudad
no se deja de escuchar,
él teme lastimarla
y ella no puede esperar más.
Primero suelta un botón,
mientras él muere de pasión.
Ella lo hace muy bien
deja su mano descender
por su pecho hasta llegar
a donde hay miel...
Va a ser mejor
olvidarse de todo esta vez,
va a ser mejor
volver a casa
después.
En el reloj cu-cú
sólo son las seis, adiós bebé,
parece que fue ayer.
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